Y la Luz se Hizo
Plantó Yahvéh Dios un jardín en Edén, al oriente,
donde
colocó al hombre que había formado.
La creación del
hombre y del mundo, se nos da a entender a través de esta
parábola que como sabemos, una parábola usa imágenes o símbolos
para hacernos ver de forma sencilla una verdad de índole
superior.
Jesús hablaba por medio de parábolas y así dijo
también recordando el texto de Isaías en el antiguo testamento.
Abriré mi boca en parábolas y os mostraré cosas escondidas desde
la creación del mundo. (Mateo 13 35).
Pues la primera
parábola de la Biblia que narra cosas anteriores a la creación
del mundo, es precisamente esta de la creación del hombre
espiritual, y luego de nuestro mundo natural.
Y cada vez
que se menciona la palabra hombre, se refiere al colectivo
humano, a la humanidad, porque Adam en hebreo significa hombre,
y tiene la misma raíz que Adama que significa tierra. o sea que
Adam es el hombre terrenal, la humanidad en general, que abarca
tanto a hombres como a mujeres.
Esto también se dice en el
sexto día de la creación de nuestro mundo.
Dios creó al ser
humano Y dice: Varón y hembra los creó. O sea que el ser humano
es varón y hembra. (Génesis 1 27).
La palabra Adam en hebreo
significa hombre en el sentido más amplio, es alguien sin
distinguir entre hombre y mujer.
Y lo mismo que con la
palabra Adam, la palabra mujer tiene significado colectivo.
Por ejemplo cuando se habla hoy de los derechos de la mujer,
nadie piensa que se refiere a una sola mujer, sino en general a
todas las mujeres.
Y dice así refiriéndose a nuestra creación
como seres espirituales y puros, en el jardín de Edén.
En
este capítulo II del “Génesis” que vamos a ver ahora, podemos
ver que se dice que creó al hombre, cuando aún no habíamos
pecado y solo éramos espíritus. Pero se nos llama así aún siendo
entonces seres espirituales, porque si se nos hubiese dado otro
nombre, no entenderíamos que se refiere a nosotros.
La
realidad es que por la gracia de Dios, vinimos a ser humanidad
después de la desobediencia, puesto que habíamos perdido todos
los dones, quedando despojados, desnudos.
Los símbolos o
imágenes que se nos muestran en esta parábola, están los dos
árboles en el centro del jardín, y la serpiente que simboliza al
demonio por su astucia engañosa, ya que la serpiente es el más
astuto de los animales.
Recordemos que en una parábola todo
son símbolos, y aquí esos dos árboles que están en el Edén, en
el centro, no son árboles como en nuestra naturaleza, porque el
Edén era un estado celestial junto a Dios, y no había sido
creado nuestro mundo natural, sino que son símbolos que
significan que la Vida en el Edén tenía como centro Dios, vivir
en Dios. Y que el árbol de la ciencia del bien y del mal,
simboliza la advertencia de Dios de que por un instante se había
suscitado o infiltrado en Edén, el mal.
Esos dos árboles
en medio del jardín, no significa que Dios nos sometiera a una
prueba, sino que nos quería hacer distinguir, que si
participábamos de la tentación del demonio, quedaríamos
contaminados con el mal.
Dios nos advirtió con su Palabra
y nosotros desobedecimos. Todo esto está expresando solo un
instante por la rebelión de aquel ser que se llenó de soberbia,
por los muchos dones que Dios le había dado. Y no conforme con
rebelarse él y los ángeles que lo siguieron, también quiso
arrastrar con él, a aquellos seres espirituales que éramos todos
nosotros y que por la gracia de Dios no nos retiró el bien.
Y aquí estamos en camino de retorno a Él. Pues de este ser
que fue quien inició el pecado en Edén, dice el profeta Ezequiel
que era un querubín protector en el Edén, y Dios le había dado
dones de luz, de belleza, pero él se enorgulleció y pecó por lo
que el Señor lo expulsó del jardín de Edén, despojándolo de
todos los bienes, y le dijo Dios que se convertiría en objeto de
espanto y que para siempre dejaría de ser. (Ezequiel
28 13 19).
Y como dice también el Apocalipsis, este que se rebeló en
contra de Dios fue arrojado a la tierra con sus ángeles que eran
todos los que lo siguieron. Así dice.
Entonces se entabló una
batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra el
dragón. También el dragón y sus ángeles combatieron, pero no
prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.
Y
fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado
diablo y satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a
la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.
Oí entonces
una fuerte voz que decía en el cielo: ahora ya ha llegado la
salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad
de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro
Dios. (Apocalipsis 12 7 11).
Dios nos estaba haciendo ver que
éramos libres para seguir en la vida que Él nos da, simbolizada
en el árbol de la vida. O podíamos seguir el engaño del demonio,
pues Dios nos ha creado libres.
Y como sabemos, nosotros
elegimos comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, de
vivir entre el bien y el mal, que es lo que nos propuso el
engaño de la serpiente.
Y eso es lo que hoy tenemos aquí, el
bien y el mal.
Aquí la mujer y el hombre simboliza a toda
la humanidad, aunque aún ahí éramos espíritus en la gloria de
Dios, en el lugar de delicias, en el Edén. Y vendríamos a ser
hombres o mujeres después de la transgresión, cuando Dios creó
nuestra naturaleza humana en el día sexto de la creación.
Algunos se preguntan por qué Dios puso dos árboles en el centro
del Edén. Es para hacernos comprender de alguna forma cuanto nos
acontece en nuestra vida aquí.
Así comenzó la creación
del hombre espiritual. Y ahí en el jardín de Edén, lugar de
delicias había dicho Dios que no comiéramos de él, porque
moriríamos para siempre, sino que habríamos de elegir el árbol
de la vida para permanecer en la Vida en Él.
También en el
Apocalipsis cuando describe la Jerusalén Eterna, la esposa del
Cordero, dice que hay árboles que dan fruto doce veces al año.
Para mostrarnos de alguna forma la abundancia de bienes
espirituales. (Apocalipsis 22 2).
Y el relato de esta
parábola dice que comimos del árbol prohibido, y entonces
perdimos todos los bienes que Dios nos había dado.
Y
efectivamente nos sobrevinieron los males que habíamos elegido.
Y en consecuencia aquí tenemos el mal, y el bien porque Dios no
nos abandonó, sino que se compadeció de nosotros cuando ya
habíamos pecado, y dice el texto que a la hora de la brisa nos
preguntó: ¿Adam, Adam dónde estás? Que es lo mismo que si dijera
humanidad, humanidad.
Y por su presencia nos dimos cuenta
de que estábamos desnudos, que habíamos perdido todos los bienes
que teníamos, y quisimos escondernos de la vista de Dios.
Todo esto hace referencia a nuestra vida antes de que Dios
por su compasión creara este mundo natural, para rescatar
nuestros espíritus a través de nuestra vida aquí, que es como un
peregrinaje, porque desde la caída en el pecado en el Edén,
nuestros espíritus descendieron por encima del abismo, y
estábamos encarcelados, como se dice en el tema el seol.
Y Dios concibe rescatarnos del mal y comienza la creación de
este mundo que el Génesis relata, que al principio
todo era
caos, confusión y oscuridad, y que el Espíritu de Dios aleteaba
por encima de las aguas. (Génesis 1 2).
Esta confusión, ese
caos y esa oscuridad era la de nuestros espíritus caídos en las
tinieblas. Pero como Dios nunca nos abandonó, su Santo Espíritu
aleteaba por encima de las aguas, lo que nos hace ver que desde
el primer momento del pecado, Él concibe purificarnos para
salvarnos de caer al abismo, he impedir que cayéramos en la
oscuridad total. Y podemos preguntarnos dónde estábamos desde el
jardín de Edén hasta que hemos llegado aquí a nuestra naturaleza
humana. Es lo que se explica en los temas siguientes.