Y la Luz se Hizo
Texto
Bíblico
La Nueva
Jerusalén Novia del Cordero
Vi
un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la
primera tierra pasaron, y el mar ya no existe más. Y yo Juan vi
la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, descender del cielo, de
Dios, dispuesta como una novia ataviada para su esposo.
Y oí una
gran voz del cielo que decía: He aquí la morada de Dios con los
hombres, y él morará con ellos, y ellos serán su pueblo y Él
Dios con ellos, será su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los
ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llantos, ni
clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
Y
el que estaba sentado en el trono dijo. He aquí, yo hago nuevas
todas las cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son
fieles y verdaderas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y
la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré
gratuitamente de la fuente del agua de la Vida. El que venciere
heredará todas las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos
tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es
la muerte segunda. (Apocalipsis 21 1 8)
La Eterna
Jerusalén Esposa del Cordero
Vino
entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete
copas llenas de las siete plagas postreras, y habló diciendo:
Ven Acá, yo te mostraré a la Novia, a la Esposa del Cordero. Y
me llevó en el espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la
Ciudad Santa de Jerusalén que descendía del cielo de Dios,
teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una
piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el
cristal.
Tenía una muralla grande y alta con doce puertas, y en las
puertas doce ángeles y nombres inscritos, que son los de las
doce tribus de los hijos de Israel. Al oriente tres puertas, al
norte tres puertas, al sur tres puertas; al occidente tres
puertas. Y la muralla de la Ciudad tenía doce cimientos, y sobre
ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para
medir la Ciudad, sus puertas y su muralla. La Ciudad se halla
establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura. Y él
midió la Ciudad con la caña: doce mil estadios. La longitud, la
altura y la anchura de ella son iguales. Y midió la muralla:
ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es
de ángel.
El material de su muralla es de jaspe, pero la
Ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio, y los
cimientos del muro de la Ciudad estaban adornados con toda
piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe, el segundo
zafiro, el tercero ágata, el cuarto esmeralda, el quinto ónice,
el sexto cornalina, el séptimo crisólito, el octavo berilo, el
noveno topacio, el décimo crisopaso, el undécimo jacinto, el
duodécimo amatista.
Las doce puertas eran doce perlas,
cada una de las puertas era una perla. Y la avenida de la Ciudad
era de oro puro, transparente como vidrio. Y no vi en ella
templo porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella y
del Cordero. La Ciudad no tiene necesidad ni de sol ni de luna
que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina, y el
Cordero es su lámpara.
Y
las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella,
y los reyes de la tierra, traerán su gloria y honor a ella. Sus
puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y
llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará
en ella ninguna cosa inmunda, ni los que cometen abominación y
mentira sino solamente los que están inscritos en el libro de la
Vida del Cordero. (Apocalipsis 21 9 27).